martes, 3 de julio de 2012

SECUNDARIOS:la Educación Pública en dificultades

SECUNDARIOS es el título de una novela reciente, escrita por María Jesús Fuentes, profesora experimentada de un instituto del sur, o como ella dice del norte, porque todo depende de lo que tomemos como referencia. La autora es también poeta sensible, original y rebelde con causa, que además de publicar varios títulos dirige la singular revista EL MESTER DE VANDALÍA, fiel reflejo de su moderna e inconformista personalidad y de su amor por los versos. En su último libro publicado, hasta el momento, por la Editorial JIRONES DE AZUL, aborda con crudeza, y en prosa, el sentimiento de frustración del profesorado de Enseñanzas Medias, ante los resultados de unos esfuerzos y dificultades ignoradas y escasamente valoradas por los políticos y por la sociedad. La escritora va desgranando página tras página el transcurso de la vida, día a día y a lo largo de un curso, en un instituto público, y como incide el trabajo en la vida personal de un colectivo profesional diverso, constituido en protagonista de esta novela coral que es Secundarios: todo un acierto de título. El panorama que el libro nos ofrece del alumnado es desolador. Por supuesto es una visión de parte, pero muy de tener en cuenta, porque la desmotivación, la arrogancia en algunos casos violenta, y la falta de normas cívicas son males que afectan a un buen número de adolescentes en la actualidad. Los alumnos se parecen poco a los de años atrás, y las relaciones paterno filiales también son muy distintas, la de padres y docentes, en consecuencia, sigue sin ser la adecuada aunque nunca haya sido óptima. Y todo esto convierte, en demasiadas ocasiones, las aulas en una especie de campo de batalla, donde lo que no se ventila es precisamente el conocimiento. Pero este es un asunto que apenas transciende a los medios y sin embargo debería formar parte del gran debate social necesario para corregir el deterioro de la enseñanza. Fomentar, propiciar o abrir ese debate es la más clara de las motivaciones de María Jesús Fuentes para escribir esta novela, que nos mete de lleno en un problema vital de la sociedad. La Enseñanza pública vive un momento crucial. Sufre un ataque a todos los niveles. La reducción de presupuestos agranda sus males recientes y otros endémicos y nada nos indica que en los años próximos puedan llegar soluciones. Las escuelas infantiles públicas, de por sí escasas, no aumentan, pero sí sus costes, y de tal manera que las familias medias y modestas no podrán llevar a sus hijos, lo que, como toda medida antisocial, no solo perjudica a los niños y niñas, privándoles de un grado de socialización y entrenamiento en actitudes positivas que les permitirían acceder en mejores condiciones a los siguientes niveles educativos. La medida perjudica más a las familias con menos recursos y especialmente a la emancipación de las madres, que mayoritariamente siguen lastradas por el cuidado y crianza de sus hijos. Las escuelas unitarias de zonas rurales verán incrementado el número de alumnos y la disparidad de edades, con lo que sus ventajas, como la atención individualizada, desaparecerán en un vano esfuerzo del o de la docente por atender a niños muy pequeños y a preadolescentes que requieren un grado diferente de especialización. Esta medida privará a los niños y niñas del mundo rural de una formación que les permita afrontar en igualdad de oportunidades el futuro. Ahora se nos anuncia que la formación profesional superior será de pago, es decir, que no estará al alcance de cualquier economía. Las tasas universitarias se disparan y la gente de origen modesto ve cerradas las puertas a una formación que les permita prosperar. ¿Los secundarios? Sin profesores de apoyo, sin interinos para las sustituciones, con más alumnos por aula, más horas de trabajo y menos sueldo... ¿Cómo afrontarán la educación de los adolescentes de hoy? Jóvenes hartos de pan y de chuches, hijos de la abundancia y del exceso de tolerancia, inmersos en una sociedad de estímulos múltiples, de valores debilitados. Abocados a reducir el acostumbrado consumo, victimas del clima de crisis que afecta negativamente a tantas familias... Cierto que el profesorado necesita también una actualización que les permita hacer frente con actitudes, contenidos, métodos e instrumentos a esa nueva realidad que puebla las aulas. Y ello implica medidas y presupuesto: sensibilidad social y política que, de momento, no se avista. Se hace más necesaria que nunca la coordinación de padres y maestros a todos los niveles, para afrontar el reto de formar adecuadamente a una población escolar masificada, escasamente proclive al esfuerzo, cada vez más necesitada del viejo principio de la atención personalizada, inmersa en un mundo de estímulos extraescolares altamente atractivos, en el mejor y en el más perverso de los sentidos. El problema de la educación es espinoso y urgente y necesita más imaginación y medios que devaluar Educación para la Ciudadanía o reinventar las antiguas reválidas.

1 comentario:

marga dijo...

Desgraciadamente el panorama es este, es la realidad en la que se encuentra la " Escuela Pública" y las características del alumnado por el tipo valores de sociedad consumista, individualista...
Es como si volvieramos a las políticas de los años 70 pero con un alumnado,unas familias con problemàticas muy complejas y dífíles de resolver o acompañar con todo lo que nos están quitando.
Parece que las personas no importan.
Marga