jueves, 16 de febrero de 2012

¡AY MÍSERA DE MÍ! ¡AY INFELICE!

¡Cuántas veces me siento impelida a replicar a santones de nuestros más selectos medios! Y lo que es peor, casi siempre por los mismos motivos. Por si eso no fuera suficiente, también, a veces me toca lidiar con intelectuales que, podría decirse, comparten mi ideología.
Pero es que la cuestión de la desigualdad de género está tan arraigada, que habría que utilizar azadones, manejados por gigantes, para arrancar sus raíces de lo profundo de la cultura humana.
Y me refiero, cómo no, a la mentalidad patriarcal, que hay quien considera erradicada porque no rasca. Pero que, a veces, ni es necesario rascar sino leer detenidamente para darse de bruces con ella.
Y es de ese modo como ¡mísera de mí! modesta bloguera, persona irrelevante y además mujer, cometo la osadía de responder a uno de los varones relevantes de nuestras letras, a D. Felix Azúa.
En concreto al artículo publicado en El País el 7 de febrero de 2012.Y aunque sé que le hago publicidad inmerecida, incluyo, por sentido del rigor, el título: ¿Ha dicho usted ideas políticas?
En él hace un análisis, a su modo, de las candidaturas socialistas a la secretaría general del PSOE en el Congreso recientemente celebrado en Sevilla.
Quiero empezar aclarando que me es indiferente por quién haya tomado partido, que, además, y dicho sea de paso, no deja bien parado a ninguno de los candidatos. Tal es su nivel de exigencia, por lo demás perfectamente legítima.
Añado que, racional y personalmente, puedo haberme inclinado por papá o por mamá, pero estimo y valoro a ambos en lo mucho que se merecen. Son dos personas bien diferentes con muchas ideas compartidas y lógicas diferencias. Además de limitaciones, ya que no hay nadie absolutamente perfecto para la función que sea, ya que siempre se mejora en el ejercicio.
Papá y mamá pueden ser diferentes y sin embargo ejercer positivamente la función paterno-materna de encontrarse solos, al margen de que el hijo o hija pueda tener sus preferencias.
Si el señor Azúa hubiese razonado solo sus preferencias, aludiendo a las virtudes de la persona elegida o a las carencias de su oponente, sin duda este articulo nunca habría sido escrito. De modo que, la indignación que me causa con algunas de sus afirmaciones se contrarresta con el estímulo a la acción placentera de escribir, lo que me permite hacerlo con la objetividad necesaria.
Y no voy a comentar todas y cada una de las envenenadas alusiones que hace respecto hacia los ya excandidatos socialistas, entre ellas la de que no han expuesto una sola idea, que no pienso que no fuesen necesarias más, aunque yo les he escuchado unas cuantas. Pero claro, yo no llego al nivel de exigencia del comentado articulista y además soy mujer. Y esto no lo digo de forma gratuita ya que se relaciona de manera intrínseca con el leitmotive de mi respuesta.
El señor Azúa dice que, eligiendo a Rubalcaba, el PSOE ha evitado el suicidio por los pelos. Que la exMinistra Chacón representaba lo peor del zapaterismo, como si el exPresidente del Gobierno hubiese sido una basura, para concluir que con Chacón a la cabeza habríamos caído en “la persecución del Castellano”, en “la amistad con amigos de terroristas” o en la VANGUARDIA DEL FEMINISMO.
Es decir, nuestra seria y solvente exMinistra de Defensa tiene entre otros graves defectos el de estar en la vanguardia del Feminismo, elemento venenoso introducido en el fuego que arrasa al Partido Socialista. A saber que pensará el escritor de que la gran política que es Elena Valenciano, de profundas raíces feministas, sea su actual secretaria de organización.
Pero donde remata su trasfondo machista es cuando considera que con Rubalcaba “al menos” (tampoco le convence, pero ahí nada debo objetar) podremos tener un Socialismo adulto.
Toda la trayectoria de Carme Chacón y su experiencia política, como dos veces ministra, vicepresidenta del congreso, diputada etc. no la convierte en adulta, porque en la cultura Patriarcal ya se sabe que las mujeres siempre hemos sido menores de edad.
Y que nadie se equivoque. Para mí en el Congreso esto ha quedado resuelto, y, además, yo no peleo por el pasado. Solo analizo el presente y miro al futuro con la inquietud de tantos y tantas.