martes, 29 de diciembre de 2009

Sin tiempo



La alborada atraviesa los cristales,
acaricia lienzos finos
hasta rozar mis párpados,
que apenas entreabiertos
reciben sus señales.
Observan primero la claridad,
después el cuadro
que alegra mi despertar.
Sinfonía de tonos amarillos
mezclados con rojos y ocres
alejan mi atención de los visillos.
Cascada de abiertos girasoles
amapolas, margaritas y campánulas
estallan desbordantes de colores.
Litografía de Gustaf Klim
en campos verdiazules.
Perenne ramo de flores.
Obsequio de un viejo amor
que aunque gastado
no dejó huella de dolor.
¡Tan sólo un cuadro!
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SOBRE MI AFICIÓN POÉTICA
Primero fue la poesía, después llegaron los cuentos. Pero con la juventud los sueños empezaron a plasmarse en la vida de cada día y abandonaron las hojas de los cuadernos del colegio y las prioridades del ocio. La Poesía cayó en el olvido y la prosa sufrió un aplazamiento. Pero el juego de las imágenes y la musicalidad de las palabras asomaban en cualquier escrito sesudo y serio, haciéndole guiños a la fantasía, pronto ahuyentada para que no estorbase la severidad de algún documento. Este largo periodo de tentaciones y miedos y pereza se acabó hace casi dos décadas, con la vuelta a la actividad creativa. Me sumergí otra vez en aquel lejano mundo fabulador, sobreponiéndome a las jugarretas de un tiempo traicionero. Pero la Poesía no se asomó en principio a esta nueva vida. Y cuando lo hizo, se mostró velada y tímida en una narrativa que quería prescindir de ella.
Siempre había amado los versos, libres o encorsetados en clásicas estrofas. Pero siempre plenos de musicalidad, de ritmo, de imágenes y contenido que llegaba a al corazón alegrando al mismo tiempo los oídos. Pero aquella poesía se mudó de traje. Se vistió a la moda y tomó las formas de unos tiempos que también desnudaron a la
prosa. Y me sentí lejana de unas tendencias, tal vez porque otras habían dejado en mi visión estética demasiadas huellas. Dejaron de conmoverme las palabras simples pero engarzadas en mensajes cifrados para expertos. Explicados en teorías demasiado complejas que estorbaban mi búsqueda de un placer inmediato: me alejé de los versos. Aunque algunos aparecieron, tímidos, a la hora de elaborar unas introducciones a los relatos de mi primer libro. Después se retiraron a sus viejos cuarteles y pasaron unos años. Mientras esperaba la publicación de mi segundo libro, una tarde emotiva reaparecieron.Y,pese a mi resistencia, van y vienen y fluyen de modo intermitente. Y aunque no me convencen, he optado por darle a mi vocación poética una oportunidad.
Así ha nacido un poemario que todavía no sé si se convertirá o no en un libro. Va despacio, y su contenido es serio casi siempre... excepto en estos versos con los que he abierto la entrada, fruto de un relato escuchado y lleno de buen humor. Con el que quiero desear a todas y todos mis amables visitantes un un feliz 2010. Para que lo iniciemos con una sonrisa y no la perdamos en el transcurrir de sus días.
Ourense, 29 de diciembre de 20009

domingo, 20 de diciembre de 2009

CUANDO LA ERUDICIÓN JUSTIFICA LA VIOLENCIA


Amo el lenguaje: me gustan las palabras y su buen uso. Admiro la cultura y a las personas acreedoras del calificativo de eruditas. Vaya esto por delante. Pero en ocasiones el lenguaje y la erudición pueden ser usados con fines perversos, como cualquier instrumento de comunicación.
También, como se decía en El Pequeño Príncipe, el lenguaje es fuente de malentendidos. Aunque el hecho de que se produzcan no conlleva necesariamente tal intención. No puede, sin embargo, decirse lo mismo de la interpretación y el uso torticeros de un mensaje sencillo, cuando el receptor hace gala de su condición de escritor y erudito.
Todo este preámbulo viene a colación del artículo publicado en un periódico nacional por don Enrique Lynch, que se define como escritor, algo que no dudo aunque le desconozca, y que se titula Revanchismo de género.
Reflexiona el autor sobre una frase que vemos actualmente en los soportes publicitarios y que reza así: de todos los hombres que haya en mi vida ninguno será más que yo.
El señor Lynch hace un análisis del lema que demuestra un absoluto desconocimiento, no solo de su intencionalidad sino del significado de las palabras, y de la adecuación al mismo de la sintaxis empleada. Confunde lo que se quiere para el presente y se espera para un futuro colectivo, con la jactancia expositiva de posibles logros individuales del pasado, por lo que, según él, la frase comentada debería de decir: de todos los hombres que hubo en mi vida ninguno fue más que yo.
Además, interpreta limitadamente la relación hombre-mujer, reduciéndola a la de pareja.
En la vida de toda mujer hay diversas relaciones con hombres: familiares, amistosas, amorosas o laborales; y en todas ellas se puede dar una situación de igualdad, de superioridad, o de dominación y sumisión. No importa cual sea el vínculo que sustente dicha relación, porque los poderosos restos de la cultura patriarcal permanecen arraigados en gran parte de la sociedad. Por lo que interpretar el contenido del slogan feminista como alusivo, únicamente, a las relaciones de pareja, ya denota la visión negativa de que las mujeres puedan tener más de una. Como si ello mermara el derecho al respeto, a la libertad y a la igualdad que le confiere su condición humana.
Por si esto fuera poco, el autor del artículo, convierte la reivindicación de la Igualdad en revanchismo, como una guerra, dice textualmente, que desde hace décadas hace el feminismo malencarado.
Aunque sabemos que hay tantos conceptos de feminismo como feministas, toda persona informada sabe que la esencia de sus reivindicaciones es común y clara. Se trabaja por la igualdad de sexos, legal o real según lo que proceda en cada sociedad. Y no se confunde la igualdad de derechos y deberes, la equivalencia en capacidades, la no-discriminación de sexos con el contrario del termino machismo, es decir, con lo que sería hembrismo.
Porque a este señor, y a tantos y tantas que tristemente aún no lo saben, hay que explicarle que machismo es el ejercicio o la aspiración al dominio masculino, y feminismo no es su contrario.
Feminismo es la aspiración a la igualdad, no a la superioridad. Y si bien es deprimente que haya quien dice defender la igualdad y no ser feminista, porque o miente o no conoce el significado del término, el que un escritor, desde una tribuna privilegiada, manifieste tal ignorancia resulta deplorable.
El autor intenta enmendarle la plana al Ministerio de Igualdad porque no combate el intento de la mujer de ser superior al hombre. Por fomentar el revanchismo de género, que según él, es el resentimiento femenino que se extiende...
También hace gala de una erudición tan amplia como mal utilizada, además de usar expresiones como vestida de perdularia, como si el atuendo justificara el menosprecio que entraña el término. Para concluir que todas estas actitudes reivindicativas de las mujeres son la causa del incremento de muertes por violencia de género. Y también lo que induce al pavor que sienten los varones árabes, que temerosos de un futuro dominio de las mujeres, los determina a privarlas de cualquier derecho humano, a encerrarlas en cárceles de tela y a condenarlas a la lapidación.
El señor Lynch tiene la solución al problema de la violencia machista: cambiar las políticas de Igualdad para que las mujeres nunca superen a los hombres y silenciar, con la mayor diligencia, a las mujeres árabes revanchistas y malencaradas, que tengan la osadía de reivindicar unos derechos nacidos del resentimiento de su esclavitud.
Decir que ningún hombre de los que haya en mi vida será más que yo, significa que por razón de sexo ninguno es más que la mujer. Que ambos son iguales como seres humanos, y que ninguna, ninguna mujer de hoy, debe consentir que se perpetúen los males que les ha deparado una desigualdad de siglos.
Las feministas pueden ser bien o mal encaradas, optimistas o resentidas o felices con su suerte, suaves o contundentes en sus reivindicaciones, pero nada de eso invalida su trabajo por la igualdad humana.
Perder privilegios de superioridad y dominio, compartir el poder detentado en exclusividad por el hombre durante siglos es un inteligente esfuerzo de generosidad, pero también de sentido de la justicia y asunción de la democracia. Oponerse a ambas abiertamente no resulta hoy políticamente correcto, lo que lleva a ciertas personas a elaborar falsos discursos, envueltos en supuestos conocimientos filosóficos y lingüísticos; a mantenerlos en tribunas públicas, contribuyendo a amparar, cuando no a justificar, la violencia cavernícola que siguen sufriendo muchas mujeres.

Madrid-noviembre de 2009.
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sábado, 10 de octubre de 2009

Mapa infantil para UN JUEGO DE DAMAS



Os invito a conocer un precioso libro, bellamente editado por la PLATAFORMA DE ORGANIZACIONES DE INFANCIA.
Una edición que ha visto la luz gracias al compromiso de los Ministerios de Educación e Igualdad.Este último a través del INSTITUTO DE LA MUJER, entre cuyas actividades figura la elaboración de material didáctico que contribuya a promover la educación en igualdad de hombres y mujeres.Y que en esta ocasión ha financiado el proyecto de la Plataforma de organizaciones de Infancia, que trabaja a favor de los derechos de las niñas y los niños, entendiendo acertadamente, ambos organismos, que la educación en igualdad de sexos ha de comenzar desde la más tierna infancia, y que el resultado les protejerá de la injusticia y de la violencia.Les hará más compañeros y compañeras: les deparará un infancia y un futuro más felices.
El resultado es un libro de poemas en el que hemos participado poetas de diversas procedencias geográficas y lenguas.Un libro para trabajar en el aula cultivando la palabra y la integración, la relación de compañerismo entre iguales, desplazando la violencia y la discriminación.
Como mujer luchadora por la Igualdad, como persona preocupada por la magnitud de los problemas de la infancia, y como gallega orgullosa de su origen y de su lengua, me siento agradecida por haber sido invitada a representar en este libro a GALICIA, la comunidad en la que nací y viví los primeros 20 años de mi vida y donde paso, cada vez más, la mayor parte de mi tiempo desde hace una década, que actualmente es ya casi todo.
Y quiero compartir con todas las amistades, de diversas procedencias, que visitan mi blog el poema que, en gallego, elaboré para dicho libro.

VERÁN 2008
Quenta o sol hoxe na praia galega
Vaia se quenta!
Nenos e nenas xogan na auga
entran e saen
a area queima, a mar non templa
i as ondas medran.
Eles avanzan, elas esperan,
unha tropeza...
¡Érguete nena, non retrocedas!
salta barreiras!
Como fas na escola e facías nas eiras
antes e agora
cando te esforzas és a primeira.
Brinca cas ondas, brinca cos nenos
brinca cas outras.
¡Brincade todos!¡Brincade todas!
Gañabades nas eiras,
gañádelles na escola.
¡Toda a vida e vosa!
E poñéndolle empeño
a metade da terra e a metade do ceo.


María Jesús González, desde Pragueira y Ourense.



miércoles, 29 de julio de 2009

LA NOCHE DE TU MUERTE:carta y poema a Fina


Dos años han pasado desde tu marcha, y no puedo decir largos porque han pasado en un soplo. Lo único que se ha agrandado es el vacío que dejaste, que trato de llenar con evocaciones y recuerdos en esa novela que escribo para dar testimonio de nuestra amistad de una vida. Y aunque se ha ido retrasando sobre el tiempo previsto, confío en que las embestidas del destino no me obliguen a demorar más el trabajo, y pueda, finalmente concluirla.
Entretanto hago público por primera vez el poema que escribí en aquellos días de dolor, en un entorno muy próximo, junto al mismo mar, en que ahora nos encontramos tu amigo y yo. Donde nuestras lágrimas, impotencia y desconcierto fueron la misma manifestación del mayor desconsuelo.
“ La noche de tu muerte”, frase que da título a esta entrada, es también el de estos versos.
Galicia, 29 de julio de 2007
La madrugada de este día, nació perpleja y triste, porque Fina, nuestra querida amiga, un miembro más de nuestra pequeña familia, emprendía el viaje eterno. Y nos dejaba, a todos los que la queríamos, en el más profundo desconsuelo.

La noche de tu muerte
Bajamos a la playa
En busca de tu sombra.
Queríamos hallarla
A lomos de las olas,
Sobre las crestas blancas
De aguas encrespadas.
Pero no estabas.
La noche de tu muerte
Bajamos a la playa,
Pisando arena húmeda
Oteando distancias
Buscábamos reflejos
De tu alegre mirada.
Pero no vimos nada.
La noche de tu muerte
Con un dolor punzante
Bajamos a la playa.
Escuchando el silencio
El rumor de la brisa
Traería tus palabras
O el eco de tu risa.
Pero no oímos nada.
Contemplamos el cielo
Encendido de fiesta
Sin nubes rezagadas
Que ocultaran tu alma,
Porque era noche clara.
La luna, en lo alto
Avanzaba despacio
Cual reina acompañada
De su corte de estrellas.
Buscamos en ellas
Un gesto de tu mano
Un guiño, una mirada
Desde el Otro Lado.
Pero no lo hallamos.
La noche de tu muerte
Bajamos a la playa.
Buscábamos consuelo.
Buscábamos señales
De tu viaje eterno
Hacia el espacio inmenso.
Y no encontramos nada,
Ni en la arena
Ni en el agua
Ni en el cielo.
Tampoco entre los pinos
Ni en las plantas dunares
Del borde del camino.
¡Pero no te habías ido!
La fuerza de tu espíritu
Estaba junto al féretro
Despidiendo el cortejo
De otros seres queridos.
¡Por eso no te vimos!


jueves, 16 de julio de 2009

MÁS ROSAS... MAR Y POESÍA

Aún se mantenían tersas en el jarrón las rosas de Elba cuando hicimos una breve visita a la costa. Fue como un preludio de nuestras proyectadas vacaciones en Pragueira, y como una rememoración de las del pasado verano, cuando conocí a mi amigo Jóse, en el Hotel Almar. Donde, además de él y su encantadora familia, me esperaban más rosas: en el jardín y en un búcaro de nuestro cuarto. Y otra más, bien colocada junto a la botella de albariño, para brindar por un nuevo verano en tan grato lugar y entrañable compañía. Y es que este verano me siento querida por las rosas.
Rosas en Pragueira, llenas de intenciones delicadas, también rojas y suaves, despojadas de espinas. Las espinas se quedaron en el recinto exterior del hospital de Bodrum, donde las matas verdes de espinosos rosales aún no habían florecido.
En esta visita al mar, también mis ojos pudieron acariciar, desde las dunas, las frescas aguas de la Lanzada, lamiendo perezosas la arena de la playa. En ocasiones se muestran bravas. Pero la tarde de mi visita se movían con calmada parsimonia. Y me recordaron otra tarde, de hace casi un lustro, en que de pronto, en el mismo lugar, volvió a mí la poesía después de su alejamiento de décadas. O yo volví a ella. ¿Quién sabe?
Pero en aquél encuentro nacieron estos versos:
__ LA LANZADA (2005) __
¡Qué verdes y mansas!
¡Qué suaves se mecen
Las aguas! Estas aguas.
Se desplazan en ondas,
Solemnes, pausadas.
Se encogen y se extienden
Se tornan espumosas
Estas aguas: mis aguas.
Se acercan juguetonas,
Besan la arena blanca
Con sus blondas de encaje.
La salpican, rizadas.
Algún remolino inquieto,
Rezagado
Se despliega en vistoso abanico.
Pero solo hay olas mansas
De agua salada
En esta tarde luminosa y mágica
En la Lanzada.
Y bailan mis sentimientos placenteros
En remolinos de nostalgia
Por todo lo perdido
Por lo que pierdo cada día
¡Pedazos de mi alma!
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domingo, 28 de junio de 2009

Y EMPIEZA A VOLVER LA LUZ...



Hojas de terciopelo son las rosas que, sin saberlo, abren rendijas en el bloqueo de mi cerebro. Rojo oscuro y matizado rodeado de rama verde y envuelto en papel transparente con dibujos multicolores. Pétalos suaves al roce de la libélula que se posa, grácil, en ellos.
Miro las flores e intento reconciliarme, una de tantas veces, con mi suerte, de superar mi enfado con el último escollo de la vida. De recuperar el ritmo bruscamente interrumpido una madrugada de abril en Bodrum. Bodrum... un lugar de la costa turca del que solo puede atisbar su belleza, velada por la angustia, en un viaje al aeropuerto.
Las cortinas del alma iban corridas pero la belleza del Egeo se colaba por sus aberturas.
El Egeo, mi anhelo desde la adolescencia, que alcanzado en parte, fue truncado con alevosía por un dios menor, celoso sin duda de que solo recordase a Zeus y a Palas Atenea en el recorrido por la Acrópolis de Atenas. Un dios menor expulsado del Olimpo que merodeaba por las costas de Asia Menor y no me dejó culminar mi sueño. Se interpuso entre mis ojos y el sol y llenó de sombras mi vida. Fue como un apagón. Un apagón cuando no ha acabado de amanecer, y hay que moverse torpemente a tientas.
Realmente tuvo que ser un dios menor. No sería propio de una gran deidad causar tanto caos en la vida de una simple mortal. Quebrar mi paz cuando vislumbraba las costas verdes de Bodrum.
Pero antes de ese día hubo unos pocos felices, con tiempo para la comunicación y la empatía.Para sembrar semillas de amistad en terreno fértil y abonado, que fructificó a tiempo para acompañar mi soledad y mitigar la angustia que rodeó mi estancia en el encierro de Bodrum. Hasta allí llegaron solidariamente nuevos amigos, que al seguir el viaje continuaron acompañándome a través de sus móviles y no me olvidaron a su regreso.
Parte de su cariño llegó incluso hasta mi refugio de Galicia en forma de rosas, de abrazos, de sonrisas. Y rompen ahora mi silencio y vuelvo a asomarme a las páginas de mi Blog, para dejar constancia de mi gratitud a Elba, por sus llamadas, sus palabras de aliento y su entrañable visita con flores a mi casa de Ourense.
Desde este rincón donde ahora escribo, quiero recordar a tres personas que conocimos mi marido y yo en un viaje largamente soñado por mí. En un crucero por el Egeo. Con ellas disfruté de agradables veladas, charlas, risas, alegría... y cuando un dios menor nos precipitó en un hospital de Bodrum, vinieron a consolarnos, trayéndonos apoyo y compañía. Y al zarpar el barco no dejaron de llamarnos hasta que pudimos volver a casa. Y los lazos establecidos continúan a través de las ondas aunque estemos distantes.
A Mariví y Julio, en Cantabria y a Elba, en Madrid, que recientemente me ha visitado, les dedico este intento de regreso al trabajo creativo después del apagón.
¡¡¡GRACIAS AMIGOS!!! Seguiremos viéndonos. ¡¡¡Os quiero!!!

jueves, 7 de mayo de 2009

LA OPORTUNIDAD DE COEDUCAR


Hace pocos días leía en un diario de tirada nacional la carta de un escolar de Cantabria. Era alumno de un colegio privado de chicos. Y no entendía que se denegasen subvenciones a su centro por razones de discriminación.


Es más, no consideraba el hecho de excluir a las chicas como un acto discriminatorio. Y de alguna manera lo asociaba a la existencia de servicios para ambos sexos en bares u otros lugares públicos. Además, argumentaba, ¿No tenemos tiempo de estar y relacionarnos con chicas por las tardes o en vacaciones?.


A este chico no van a llegarle mis reflexiones, pero, si fuera posible, comenzaría preguntándole por qué si es positiva la convivencia mixta en el ocio no lo es también en la escuela.


Pero en este momento, en que la política educativa de la CAM no tiene empacho en fomentar, en detrimento de la enseñanza pública, la creación de centros concertados donde se separa a los alumnos y alumnas por razón de sexo, me parece importante hacer pensar a la ciudadanía en la oportunidad, insustituible, de educar para la convivencia y en igualdad que ofrece la enseñanza mixta.


Y también comentar que la separación de servicios no es un elemento en absoluto comparable, como venía decir el joven cántabro. Porque si bien es cierto que, cuando dichas instalaciones reúnen las condiciones adecuadas de privacidad, seguridad e higiene, pueden ser también perfectamente mixtas, no lo es menos que responden a diferencias fisiológicas que se traducen en funciones íntimas diferentes, lo que no conlleva en si merma alguna de la equivalencia, que es el sustrato fundamental de la igualdad entre ambos sexos.


Pero si bien esta comparación nos conduce a determinadas conclusiones, lo que en modo alguno se justifica es la segregación de chicos y chicas en las aulas, porque se desperdicia una oportunidad única e imprescindible de coeducar, y en un importante período de socialización y desarrollo de la personalidad humana.


El contacto de niños y niñas, de adolescentes de distinto sexo no se produce de igual manera en el ocio y en la escuela. Ni siquiera es comparable la convivencia en el seno de la familia, con ser también un medio imprescindible en la formación adecuada de la personalidad humana. Pero tanto en el ocio como en la familia pueden reproducirse roles tradicionales de dominio y sumisión. Y en el primero, los comportamientos no acontecen a instancia de otra influencia que no sea la que, cada sujeto, lleva en sus códigos personales, que puede ser muy diferente no solo según la genética, sino también en función de cómo haya vivido o haya sido educado.


La vieja idea de separación de sexos responde, en gran medida, a la arcaica visión de la mujer como elemento perturbador, como Eva tentadora, que desestabiliza a los hombres adolescentes en momentos hormonalmente complicados.


Cierto que también se maneja el criterio a la inversa para mantener colegios femeninos, con el matiz protector de preservar a las niñas de las acometidas agresivas de los varones.


Pero lo cierto es que precisamente conviviendo y compartiendo aula es cuando se tiene ocasión de educar encauzando debidamente la naturaleza. Es el momento de la educación sexual, que por prejuicios ignorancia o cobardía ha quedado tan desatendida. Con las graves consecuencias que acarrea, como los embarazos y consecuentes abortos que se dan en adolescentes.


En el aula se comparte el mismo trabajo, se persiguen los mismos objetivos y ambos sexos descubren las mutuas capacidades y tienen la ocasión de ser compañeros, de trabajar en equipo y de mirarse a través de otro prisma que no sea el de género. Por ello es una ocasión imprescindible para coeducar. Y la coeducación es un elemento decisivo en la formación de generaciones que habrán de ajustar sus conductas, relaciones sociales y laborales, además de la afectividad, a una situación en la que las mujeres desempeñan roles nuevos y equivalentes a los del otro sexo.


Por lo demás, quienes defienden un modelo de educación separada en función del sexo, convencidos de que el factor de tensión sexual estará neutralizado, desconocen o pretenden ignorar que la heterosexualidad no es el único campo donde hierven las hormonas.

domingo, 15 de marzo de 2009

POR DONDE ASOMA LA POESÍA


El mes de marzo siempre me abruma. Personalmente vivo tan concienciada de lo que sucede en el universo de las mujeres que marzo me rebosa.
No quiero decir que no apoye las celebraciones que se suceden en estas fechas. Todo lo contrario, me parecen un instrumento más, imprescindible, para la causa que todas y todos sabemos cual es.
Pero me rebosa por el oportunismo de quienes se apuntan a la foto y nunca se han preocupado del tema. O han segado la hierba bajo los pies de las mujeres que se han dejado sus mejores días luchando solidariamente por un lugar para todas. Soñando con un mundo de armonía y equilibrio entre todas y todos. Pero así son las cosas.
Y aunque no voy a repasar toda la historia es bueno recordar que las mujeres francesas que participaron activamente en su famosa revolución, soñando con ser equiparadas y equiparables acabaron en la guillotina.
El olvido y la marginación de Clara Campoamor fueron notorios, dolorosos, crueles e injustos. Seguimos igual. Aplaudimos un momento a las mujeres que se implican en una sociedad mejor, pero nos quedamos con las que asumen y defienden abierta o solapadamente, según les conviene, la jerarquía patriarcal. Ellos contentos, algunos, los más torpes o inseguros. Y ellas tranquilas, algunas, las más ladinas. Olvidando cuanto, qué y a quién deben los avances que hacen posible su sitio...Y el valor supremo de la Justicia reducido a componendas. Y la gratitud convertida en un pañuelo de papel arrugado dentro de cualquier papelera.
Me agobian las imágenes falsas de todos los medios. Pero apoyo y aplaudo lo auténtico.
Por eso me agobia marzo. Y aunque estamos a mediados, corto y cambio. Y paso a dedicar a quien me lea uno de mis poemas. Ya que tengo que recordar una vez más que aquí también hablamos de Poesía. Dejemos que se asome.

CON EL ALMA DESNUDA
Y me voy por la vida
Con el alma desnuda
Y el corazón abierto
Olvidando que el mundo
Me prefiere vestida
Con corazas de cuero.
Voy tendiendo las manos
Ofreciendo caricias
Sosteniendo desmayos
Y el aire se hace espeso
Desde un mirar huraño
Que detiene mi gesto.
Y es que voy por la vida
Con el alma desnuda
Rebosante de sueños.
Voy pisando descalza
Por caminos hostiles
Esquivando guijarros
Apartando las zarzas.
Y aunque soy cuidadosa
Me arañan con sus ramas.
Me hieren con sus púas
A través de miradas.
Me hieren los silencios
Y también las palabras.
Van tentando mis manos
Senderos en el aire
Mullidos de tibiezas.
Y se encuentran mis dedos
Con agudas espinas
Goteando corales
En abrupta maleza.
Y es que voy por la vida
Con el alma desnuda
Y el corazón abierto
Olvidando que el mundo
Me prefiere vestida
Con corazas de cuero.

sábado, 28 de febrero de 2009

EL DOBLE PRECIO DE LA CRISIS



Las mujeres no podemos permitirnos pagar el precio de la crisis por partida doble. Por razón de ciudadanía y de sexo. Y empiezan, en ese sentido, a vislumbrarse signos muy preocupantes.
Cuando el trabajo, que nunca sobra, empieza a convertirse en un bien escaso, se despliegan todas las añagazas posibles para poseerlo. Y utilizo expresión y palabras con plena conciencia de sus matices. No digo se vuelcan todos los esfuerzos por conseguirlo. Porque desear, buscar y esforzarse por lograr un trabajo acorde con nuestra capacidad es algo justo, necesario y conveniente. Pero utilizar el empujón, o la manipulación sutil, para desplazar a otras personas con los mismos derechos, es una bajeza, por más que se hayan perdido valores esenciales en los tiempos cruciales y convulsos que corren.
Lo ignoremos o no estamos en un momento de crisis que no es solo económica. La sociedad, los valores que la conforman, la cultura y el modo de convivencia están inmersos en una catarsis profunda. Y para superarla no podemos aferrarnos a ideas y modelos periclitados. Aunque cuando falla la imaginación para innovar se intenta recurrir a ellos.
Uno de estas viejas ideas, que siempre reaparece en etapas de declive económico, es el intento de favorecer la vuelta al hogar de las mujeres. Un argumento a favor de ello descansa en priorizar la conservación del trabajo del “cabeza de familia”. ¿Pero de qué y de cuándo hablamos?.
La figura de cabeza de familia ya no tiene sexo ni sentido. Las parejas y las familias son diversas. Y los derechos y deberes son los mismos para cada uno de sus miembros adultos. Y en la asunción de roles del futuro no se atisba nostalgia de tiempos pasados.
Otra vieja idea que nos ronda es el fomento de la natalidad. La población envejece. La conciliación laboral es casi una utopía y las mujeres se niegan la maternidad y a la maternidad: ambas cosas. Su vuelta al hogar podría cambiar esta dinámica. E aquí la idea soterrada en múltiples decisiones que se toman, y más aún en las que se omiten.
Pero las mujeres no queremos ser moneda de cambio, ni volver atrás, ni seguir siendo el sostén gratuito o barato de los, cada vez mayores, servicios sociales que demanda la sociedad. Queremos y sabemos hacer también otras cosas. Y la situación de crisis debería ser imaginativamente aprovechada para solventar estos problemas sin convertirnos en víctimas por partida doble de la misma.
El desarrollo de la ley de Dependencia, una más rápida implantación de la misma, podría ser una inversión más rentable y permanente que las obras que van hacer los ayuntamientos con la ayuda del Estado. No dudamos de su pertinencia, ni de la necesidad de financiación de las entidades locales, ni de las obras que se acometerán con esta ayuda, algunas, como las escuelas infantiles en algunos municipios, son imprescindibles. Paliar en lo posible el desempleo es un objetivo necesario y loable. Pero el desarrollo de la ley de dependencia supone también, además de atender gravísimos problemas y abandonos inaplazables, la creación de infraestructuras y de funciones que suponen puestos de trabajo continuos y estables, en manos de profesionales que voluntaria y retribuidamente quieran dedicarse a tales menesteres.
No se puede seguir utilizando a las mujeres, como históricamente ha venido sucediendo, según la situación económica de cada tiempo. Porque somos, y somos conscientes de ello, sujetos activos y productivos de la economía y de la riqueza y del bienestar de toda la sociedad. Y esta no puede ni debe confinarnos en espacios superados, ni hacernos sufrir por partida doble los errores económicos y políticos que han llevado al mundo a este estado de postración económico-financiera y anímica.

viernes, 16 de enero de 2009

LA CARICIA DEL CACIQUE

UN CUENTO PARA MIS AMIGAS DEL LICEO
Mi tiempo de invierno en Galicia se acerca al final. En pocas horas rodaremos por la autovía camino de Madrid. Aún no me he ido y ya estoy soñando con volver. Y ello pese a lo mucho que también me ata a la capital de España: familia, amistades y todo el núcleo de una vida desarrollada en sus espacios. Pero las raíces tiran siempre con fuerza, y el calor de los últimos años de este casi retorno las ha fortalecido. La consecuencia es arrastrar el corazón dividido por la daga de una indecisión irresoluble. Del deseo de la ubicuidad absoluta ¡vano empeño! Porque solo hay una insuficiente solución para mi problema, apresar con mis dos manos todos mis afectos, colocarlos al amparo de mi pecho, cerca del músculo que bombea la vida, y transportarlos allá donde me lleven las circunstancias de mi destino.
Ourense, por si alguien lo ignoraba, es la ciudad donde he nacido, el lugar al que más vuelvo, donde encuentro, cada vez que la frecuento, agradable cobijo.
Ourense ha sido, hasta ahora, donde primero se han presentado mis libros, porque es lugar de letras, de letras y de aguas. De aficiones literarias y termales. De ríos, de árboles.
En el abierto y hermoso espacio del Liceo se desarrolla todos los lunes una tertulia literaria. Un grupo de mujeres interesantes, que aman la novela y la poesía, que hacen suyo cualquier tema de actualidad interesante. Que saben de amistad y de finezas. Y que no dudan de disfrutar de vez en cuando, y en literaria compañía, del placer de una buena cocina. Un grupo de gente encantadora, que me ha acogido hace algún tiempo con gran gentileza, y con quienes he compartido muy recientemente una animada cena. Y como corresponde a alguien que ha escrito Placeres recuperados, me he sentido obligada a dedicarles un cuento. Lo escribí para ellas sobre la base de una anécdota real acontecida a una de sus líderes. Tal vez a su líder más destacada. Una persona especial, singular y entrañable, que me regala el tesoro de su amistad y de sus múltiples y ricas experiencias.
Para estas mujeres, con ilusión y cariño escribí el siguiente relato.

LA CARICIA DEL CACIQUE
La pradera rodea la casa como una gran alfombra inclinada, verde y brillante, ligeramente húmeda por la lluvia reciente, como acariciada por un orballo matutino, aunque sea media tarde. El sol que luce con fuerza después del chubasco, juega tímidamente con las últimas gotas de agua, pequeñas pompas relucientes, suspendidas en el extremo de las finas hojas de hierba. La multitud aparece dispersa en sentido ascendente o descendente, según el punto de mira, en el entorno amplio de la casa. Una gran casa, al menos por el aspecto exterior, en la que destaca la combinación de ricas maderas con paramentos de granito. Algo peculiar en Galicia, muy propio de una clase acomodada que conjuga modernidad y tradición con bastante acierto, pero casi siempre en lo particular y en beneficio propio.
La gente, endomingada, charla en pequeños grupos, animadamente, los paraguas convenientemente plegados y los saludos, rápidos, volando cordiales de un lado a otro del amplio espacio. Parece una reunión festiva, pero se trata de un entierro. O de los momentos previos al inicio del cortejo, que llevará al cementerio a un notable de la comarca cuyos despojos han sido velados en alguna dependencia de su casa, aunque ya casi se ha extinguido la costumbre.
Entre la gente que entra y sale del domicilio, que se detiene en la pequeña planicie de la entrada o se dispersa por la colina en que se asienta la casa, camina Ángela, bien pertrechada de elegante bolso y gran paraguas. Saluda a diestra y siniestra en voz alta, aunque mesurada, a la par que intercambia comentarios muy quedos con la amiga que la acompaña .
Ángela es un personaje en sí, aunque ella viva algo fijada en la gloria de sus ancestros. Es culta, dicharachera, viajada, tierna.... y viste siempre impecable y a la última, como demanda la tradición de su ciudad de origen, aunque ha pasado media vida en diversos lugares de Europa. Su trayectoria es tan poco común como su vitalidad, y su aura la hace visible en cualquier lugar. Tal vez por ello, demasiadas veces, huya discretamente del contacto humano para disfrutar momentos íntimos de soledad, aunque le duran poco, ya que no hay acontecimiento interesante del que no se entere ni que se pierda, ya sea cultural o social. Y en el caso que nos ocupa, participa en una ceremonia amistosa de despedida, en el adiós a alguien que ha rozado su afecto o su trayectoria. Alguien con la suficiente proyección como para atraer al acontecimiento a bastantes notables de la provincia. Ángela los conoce a todos. O casi. No importa si hay o no trato Los conoce y es conocida. No en vano hemos dicho que, se lo crea o no, y no solo por la historia que la precede, es un personaje. Pero no el único en este cuadro campestre que no es una pintura, que es una escena viva, con múltiples actores en movimiento en el que destacan diversas figuras. Aunque ninguna como la de don Camilo. Don Camilo es bajo y regordete, y por más que siempre vaya bien trajeado, no pierde cierto aire de campo. Esto no es en si bueno ni malo. Solo es una nota de su persona que sabe utilizar en su provecho tanto... como cualquiera de los dones que le ha regalado la naturaleza, y que en cuestiones de listeza y labia no son pocos. Más bien son tantos que le permiten tener a media provincia en un puño, aunque tal vez se pueda decir entera y el desconocimiento nos haga quedarnos cortos en la apreciación. Durante décadas ha ofrecido, insinuado y repartido, prebendas y favores de diverso calibre. Siempre muy inferiores a las contrapartidas recibidas. Como político avezado ha manejado presupuestos y voluntades consiguiendo la complacencia de muchos, la disculpa de algunos, y la indiferencia de una multitud. Es todo un personaje de hoy fundido en el bronce del cacique de antaño, que en este entierro o prolegómenos de tal, reparte abrazos y saludos y sonrisas a todos y todas las asistentes, sin reparar en las afinidades, porque don Camilo sabe muy bien lo que se hace en público, no en vano lleva a cuestas décadas de entrenamiento.
De modo que, precedido de sus acólitos inseparables, avanza por la pradera que circunda la casa, deteniéndose los instantes justos en el saludo, acercándose a la entrada del velatorio. En un pequeño rodeo se tropieza con Ángela. Nunca han hablado, pero eso poco importa porque que se conocen. Ambos saben quién es quién. Y también las diferencias o las afinidades que representan, y esta es la ocasión para ofrecer a su público la cara campechana y tolerante. Don Camilo se acerca y saluda efusivamente a Ángela, cambia con ella las oportunas palabras de cortesía, excediéndose intencionadamente en los segundos, y antes de proseguir su ruta, ante la toda la concurrencia que no pierde detalle, se despide del otro personaje del modo más entrañable. Sonriente, levanta su mano derecha, que por algo es del todo y en todo diestro, y suavemente le palmea las posaderas con un cariñoso y tierno azote.
--¡hale, adiós!
Ángela disimula abriendo el bolso, buscando algo tal vez inexistente en el interior. Su amiga refunfuña algo así como “quién es este para tocarte el culo”. El publico está mirando ya hacia otro lado y una carroza fúnebre se acerca a la casa poniendo una mancha oscura en el entorno verde, mientras el sol sigue jugando con las últimas gotas de lluvia reciente, que se empeñan en mantenerse al filo de las hojas, siempre finas y largas, de la hierba que no ha sido aún hollada por los asistentes.
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María Jesús González Vázquez. AUTORA.

Para las integrantes del tertulia del Liceo de Ourense.
Con reconocimiento y cariño.
Ourense 8 de enero de 2009

sábado, 10 de enero de 2009

PRETENDÍA ESCRIBIR SOBRE ASUNTOS PLACENTEROS...



Cuando comencé este Blog no esperaba incluir en el tantos lazos negros. De alguna manera deseaba convertirlo en un lugar de comentarios literarios, poéticos, amistosos, gastronómicos... quería dejar a un lado, o para otro lugar, reflexiones sobre temas candentes de la vida a los que ya he dedicado quizá demasiado tiempo y demasiadas líneas, y no solo, aunque también, por el riesgo de repetirme, sino por darme un respiro y por dárselo también a las personas que tienen la atención de leer lo que escribo.
Creo que todas las personas tenemos diferentes facetas personales que mostramos más o menos según las circunstancias, y estoy convencida de que el aspecto más lúdico de mi persona es el más oculto y el más contenido, y quería mostrarlo. Sé, además, que mi afición literaria es más desconocida que mis inquietudes feministas, y también deseaba haberle dado prioridad, además de hablar de mi último libro publicado, Placeres Recuperados, como hacen –y muy bien –todos los escritores y escritoras: promocionar su propia obra.
Pues bien, no he sido capaz. Una vez más los hechos de la vida han tirado de mí obligándome a escribir también aquí, al hilo de los acontecimientos, sobre el drama que sigue pesando sobre las mujeres por el hecho de serlo: la violencia y la muerte.
Y me habría gustado despedir el 2008 sin el horror de los últimos asesinatos de congéneres en diciembre, sin contabilizar 70 víctimas de la violencia de género. También habría querido iniciar el 2009 sin el brutal asedio sobre Gaza, caminar por el recién nacido enero sin el espanto de tantos cadáveres de niños y niñas, de civiles inocentes, de palestinos desgraciados cuya masacre no puede silenciar sin vergüenza ninguna persona de bien y menos bajo el paraguas de ideologías progresistas. Querría haber empezado 2009 con un atisbo de esperanza respecto a la situación que viven las Mujeres Afganas -por citar solo algunas de las más desdichadas- y poder hacer más alegre esta primera entrada del Nuevo Año, pero me resulta imposible sustraerme a tanto sufrimiento humano, callarme ante tanta brutalidad, ante tanta injusticia, ante tanto silencio cómplice, dejar de ser una vocecilla más clamando en el desierto de la indiferencia, de las luces festivas y de las compras, y de las lamentaciones sobre la crisis de quienes apenas la padecen. Pero sin duda, para eso, tendría que haber nacido de nuevo.
De modo que empiezo este año dejando aflorar mi rostro más serio, la congoja de mi alma ante tanto dolor humano, y el sueño de respuestas posibles que no se otean, pero que demando con toda la exigencia que me pide el sentido de la responsabilidad social que no renuncia a ser prioritaria en mis planes.
Así que el rumbo de mi Blog tampoco va marcarlo mi voluntad ni mis intereses este nuevo año. No tengo claro su itinerario, pero aún así, espero poder ofrecerle a quienes me siguen espacios más relacionados con su titulo. Tal vez el próximo.