lunes, 12 de mayo de 2008

LA IGUALDAD CONQUISTADA: LA TRAMPA DE LAS NOTICIAS

Mujeres al mando, una frase destacada en un conocido periódico que, a continuación, relataba cómo Ángela Merkel se ha convertido en la primera mujer canciller de Alemania, en un interesante reportaje sobre éxitos y opiniones de numerosas triunfadoras. Sin negar el gran avance actual de las mujeres, ni su esfuerzo e importancia, sobre todo si consideramos el punto de partida, no podemos dejamos llevar por el lado optimista de este u otros reportajes, ya que puede asentar la generalizada idea de que las barreras discriminatorias se han vencido y se ha quebrado el techo de cristal, porque comporta el riesgo de abandonar el esfuerzo ante los primeros frutos de una muy trabajada cosecha. De modo que, junto a esas noticias, no podemos obviar otras que se producen de modo simultáneo, como las relativas a la Cumbre de Salamanca: con la mención de los participantes, de los temas tratados y de quien ha venido o dejado de venir, se da cuenta escrita o fotográfica del programa paralelo de sus esposas. Estas mujeres, al margen del legítimo apoyo a sus parejas o del disfrute de la circunstancia, pueden tener un valor propio pero no es en función del mismo por lo que aparecen reconocidas. Incluso puede que algunas se hayan visto avocadas a prescindir de su propio rendimiento por la situación del consorte, como ocurre a otras mujeres menos privilegiadas. Y aquí se nos muestran en una función secundaria. No participan en lo importante, que se discute y resuelve mientras transcurre su programa turístico, con algún toque social, que puede ser función de una primera dama como consecuencia de la relevancia política del marido. Y esto sucede ante nuestros distraídos o complacientes ojos, aquí como en distintos lugares del mundo, en diferentes estratos sociales, en este momento, sin que nos sorprenda la incongruencia.
Recordando otras noticias recientes, podemos analizar un reportaje muy ilustrativo de la función de nuestras conciudadanas, en esta época considerada la más favorable para las mujeres. Y que, sin duda, lo es. El artículo en cuestión, cuyo título y contenido pueden a primera vista parecer inofensivos, e incluso manifestar una valorable- que la tiene- sensibilidad social, pone en evidencia en el fondo y presentación otra realidad actual de muchas mujeres, que supone un freno a sus aspiraciones y derechos a la equiparación, en todos los ordenes, de sexos. Junto al titular, No aguanto a mi hijo, aparecen cinco mujeres y el relato del drama que viven a causa de la hiperactividad de sus hijos. Aunque el motivo podría ser otro y en ningún caso se trata de una crítica al reportaje sino de la otra lectura que puede hacerse: la que ejemplifica la feminización de los problemas familiares. Todo podía haberse contado en clave compartida de pareja. Pero no reflejaría la realidad de la mujer receptora activa de cargas familiares que la limitan. No es difícil deducir de las noticias la fragilidad de la Igualdad conseguida.-

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